¿QUIÉN ES DIOS? 21 Junio 2017

¿Qué representa para cada uno de nosotros? ¿Cómo nos relacionamos con él? ¿Nos abandona? ¿Está siempre? Algunas de estas interrogantes y una rica reflexión nos presentan el sacerdote Pablo Fontaine ss.cc. y Andrés Opazo. También en esta entrega nos abre su corazón Scarlett Crawford. Y sobre la anunciada visita del Papa Francisco, algunos apuntes de Rodrigo Silva. Estos son los textos que compartimos hoy. Para que ustedes también los compartan.



DIOS MÍO  ¿QUIÉN ERES?

Pregunta que no requiere ser respondida. Es solo la expresión de gozoso asombro ante Tu Grandeza.

Eres la Fuente de todo el ser, de la totalidad; el Origen primordial de lo que existe. Con tu Ser, abarcas todo. Nosotros hemos brotado de Ti y existimos en TI, sin ser Dios. No hay un “lugar“ en el cual no estés Tú, ni algo que haya existido antes que Tú.
Eres el Todo, el que siempre fue, es y será.

Dice San Juan de la Cruz:

Aquella eterna fonte está ascondida
Que bien sé yo do tiene su manida,
Aunque es de noche.
Su origen no lo sé, pues no le tiene,
Mas sé que todo origen de ella viene.
Aunque es de noche.
El corriente que nace de esta fuente,
Bien sé que es tan capaz y  omnipotente,
Aunque es de noche.
El corriente que de estas dos procede
Sé que ninguna de ellas le precede.  
Aunque es de noche.

Como eres Amor y Felicidad, ese Amor y esa Felicidad constituyen la Fuente de todo lo que es. Cuando nos toca rozar algo de amor y de felicidad, estamos levantando levemente el velo que te cubre.

Jesús, en su vida mortal oraba. Es decir abría su corazón humano a tu Luz. Se comunicaba contigo, su Padre, movido por el Espíritu. Hay místicos que, iluminados por Ti, te han escuchado y te han respondido maravillados. Con mayor razón Jesús ha debido experimentarte, como  un místico. Si no podemos imaginar tal experiencia y ni siquiera los mismos místicos han podido expresarla cabalmente, nos preguntamos ¿cómo habrá sido ese diálogo de Jesús con su Padre? ¡Qué torrente de vida, qué música, qué tempestad. A veces el abismo, otras, la ternura, como cuando hablan dos personas que se aman mucho!

Nosotros llamados a transitar por las huellas de Jesús, adoramos desde nuestras pequeñas existencias el mismo Océano de Luz. Y nos conmovemos ante tu Misterio. Caminamos tranquilamente por el mundo a menudo sin pensar que tu Vida será la nuestra. Tampoco nos damos el silencio que nos permitiría escuchar interiormente tu Voz. Tal vez pensamos poco en ello, porque sabemos que antes debemos beber el cáliz de la muerte. Pero no deberíamos olvidar ese hecho enorme que es la Vida Eterna. Hasta el último minuto de nuestra vida terrestre caminamos en el tiempo; entre pasado y futuro, entre risa y llanto,  entre duda y esperanza. El hecho es que pasada esa frontera, nos hallaremos en el Océano de la Felicidad. En algo inimaginable pero que no es una fantasía ni algo marginal en el mensaje de Jesús. Está en el corazón de su Buena Noticia, por lo tanto de nuestra fe.

Dice un cristiano de los primeros tiempos en la llamada Carta a los Hebreos que Dios hizo un juramento a Abraham para que nosotros “nos veamos firmemente impulsados a adherirnos a la esperanza que se nos propone; esperanza a la que nos aferramos como ancla segura y firme para nuestra vida, y que penetra hasta el interior del santuario, adonde ya ha entrado Jesús como precursor nuestro…” (Hebreos 6, 18-20).  

Con esa Promesa y ese Juramento Tú, oh Dios, no puedes engañarte ni permitir que seamos engañados. La Esperanza es el ancla que nos afirma a ese Futuro de Felicidad anticipado por Jesús con su Resurrección. Allí, al amanecer de Tu Luz, se nos revelará plenamente el Misterio de nuestra existencia.

Mientras caminamos así, nos duele el pecado que está dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Jesús nos llama a no tener tristeza ni  temor. El pecado es una pesada y oscura nube que impregna el Universo, pero Dios la disipa con su  Misericordia, como un sol.  Sol que es perdón verdadero, que nos penetra y nos enciende de gratitud y alegría. Cuando sentimos este renacimiento de nuestras vidas por el perdón, más aumenta el asombro conmovido ante tu modo de ser y el gozo por lo que obras  en nosotros.  

A veces, Dios mío, te nombramos y nos referimos a Ti como si fueras alguno más de nuestro mundo. Con razón podemos hacerlo de Jesús. Pero también él, que se nos ha mostrado con hambre y con sed, herido, insultado y muerto, también él lleva tu Resplandor Infinito dentro de su corazón desgarrado.

Y tenemos muy presente que también en todos los seres humanos, nuestros hermanos que peregrinan con nosotros, sin distinción alguna, hay un reflejo de Ti como en mil espejos de tu  Rostro.

¿Quién eres Tú, Señor, que así llegas a nuestras vidas limitadas y las encaminas al Infinito por un sendero de esperanza?


Pablo Fontaine ss.cc.


HABLEMOS DE DIOS

Muchas personas formadas en una cultura católica no se declaran formalmente ateas, pero les disgusta que se involucre a Dios en las conversaciones, no les interesa el tema. No ocurre lo mismo con ateos que se plantean filosóficamente un problema que creen tener resuelto. Sin embargo, más de alguno que me dice haber perdido la fe y me sabe creyente, me ha preguntado si todavía creo en Dios. Entonces se puede entablar una conversación, y yo tiendo a devolver la pregunta. ¿Qué entiendes tú por Dios? Pues es probable que yo no crea en ese Dios al que se refiere mi amigo. Y si cabe, formulo otra pregunta: ¿Qué se entiende por un “existir” referido a Dios? Pues él no podría existir como los objetos del cosmos, de la naturaleza, o como las personas que encuentro en mi camino. Para mí, Dios no es un “ente” del universo físico o humano. No “existe”, o tiene lugar, arriba, al lado, o detrás de las cosas y las personas. No tenemos idea sobre lo que es; sólo podemos afirmar lo que Dios no es. Pues lo postulamos trascendente, más allá del tiempo y del espacio, pero a la vez, percibido por el corazón. Sólo desde el corazón se ejerce una voluntad de vida, es decir, un acto de fe como confianza existencial.

Yo evito referirme a lo que realmente siento y pienso, pues podría sonar como altisonante y presuntuoso. Pero diría con toda sinceridad, que no es que yo “crea” en Dios, sino que yo experimento a Dios. Al afirmarlo, no hablo de la excelsa mística testimoniada por algunos santos. Me refiero a algo más cotidiano, a sentimientos y emociones más corrientes que nos revelan una realidad espiritual que nos impacta, y que escapa a la esfera de nuestro conocimiento racional. Es lo que sucede con la música o la poesía, o con un gesto humano que nos conmueve profundamente, lo que, sin duda, es una realidad. Si hablara de experimentar a Dios, estaría pensando en la lucidez que viene a mi conciencia y existencia vital. En ciertos momentos en que puedo ahondar dentro de mí mismo, alcanzo a percibir mi vida iluminada. Es como la posibilidad de hacerse parte y dejarse penetrar, por una bondad plena y radical, y así tener acceso a la fuente o la esencia de la vida, al amor que lo abarca todo. Y a esa energía de vida y de amor la puedo llamar Dios.

Por ello trato de vivir en su presencia. Creer en Dios es algo que tiene que ver con la vida y no con creencias u objetos de conocimiento. Muchas personas simples pero de profunda fe, se mantienen en referencia permanente a Dios. El impregna su mirada sobre sí mismas y sobre el mundo. En mi caso personal, he conocido maestros que me han ayudado a profundizar mi fe. Por eso, en instantes en que consigo escapar a la superficialidad o banalidad cotidiana, puedo refugiarme en lo profundo y reconocer la realidad de Dios. Me abro al misterio que me rodea y lo amo como la suprema realidad, me asombro ante lo maravilloso. Y desde allí comprendo lo bello y lo bueno: en la naturaleza, en el universo, en el funcionamiento inexplicable del cuerpo humano, en un gesto sencillo de bondad.

Aunque se me desdibuje en lo cotidiano, esta conciencia me abre a la posibilidad de vivir en una actitud de gratuidad ante todo lo existente. “Y vio Dios que el mundo era bueno”, dice el Génesis. Veo primero mi propio ser, el regalo que es mi vida, con sus altos y bajos, y que me mantiene consciente hasta hoy.

Entonces puedo agradecer de corazón. Al mismo tiempo puedo encontrarme con otras personas y penetrar en sus ojos y corazones para percibir su bondad, sinceridad, solidaridad, verdad. Puedo admirar el amor, en las parejas, en el cuidado de los débiles, en el respeto por el extraño y ajeno, en personas entregadas a una causa. Y puedo decir gracias a la vida. Creo entonces que, a partir de esa conciencia de la gratuidad, puedo comenzar a vivir mejor la presencia de Dios. Sin duda que también me repugna el mal, un problema sin solución y respuesta. Pero creo que el mal sólo se dimensiona en profundidad cuando se lo contrasta con el bien que anhelamos y experimentamos en la vida. Entonces podemos aferrarnos a ese bien, como principio positivo que comanda la existencia, y así resistir el mal. Me la juego, entonces, por un Bien con mayúscula, algo como el fondo místico de todo, como la energía universal que hace que la existencia entera sea bella y digna. Y a ese misterio que llamamos Dios, lo alabamos, de damos gracias y nos unimos a él.

Creo, pues, que la experiencia de la gratuidad es lo que realmente introduce a la experiencia de Dios. La humildad existencial es la que nos hace vivir positivamente. Lo expresó muy bien Teilhard de Chardin, cuando habla de vivir en un “medio divino”, el ámbito que todo lo envuelve, que ilumina y colorea la vida entera. Así podemos vivir con Dios, o mejor, en Dios. Y por eso no cabe más que dar infinitas gracias. A veces, cuando no tengo mucho que decirle a Dios, sólo musito gracias Señor, gracias Señor…

Obviamente, lo que aquí expreso es algo que puede ocurrir sólo cuando nos adentramos en la profundidad de la existencia. En la vida cotidiana yo tiendo a permanecer en la inconciencia, en la opacidad y vulgaridad de un suceder a veces sin mucho sentido. Pero cuando me doy cuenta de que he permanecido ausente a mí mismo, experimento el vacío y la desorientación. Me esfuerzo por volver a centrarme. Necesito la meditación y la oración para regresar a la conciencia. “Permaneced en mí, como yo permanezco en vosotros”, nos dijo Jesús.

Andrés Opazo



MI DIOS, MI CREADOR

Sin duda creo, siento y experimento a Dios en mi vida, tengo la certeza que existe, lo encuentro en los pequeños gestos, en la alegría de mis hijos, en el optimismo de mi marido, en las palabras de mis compañeros de oración, en la mañana y en el anochecer. Creo en un Dios que me ama libre y que respeta mis decisiones, que me invita a encontrar en el otro a mi hermano y sobre todo creo en un Dios que me ama y quiere que contagie la alegría de la fe.

Lo que me pasa con respecto a Dios es que me siento amada y cuidada, siento que es un padre amoroso y muy respetuoso, que me conoce y sabe exactamente lo que hay en mi corazón. Me pasa que me siento invitada a buscarlo en la oración y también en la acción, a decidir voluntariamente que quiero creer en Él.

Finalmente Dios para mi es mi creador, es una fuente de amor que no se acaba, que me contiene y que me remece, que me regala la vida y que me invita a buscarlo una y otra vez  en lo pequeño y cotidiano así como en lo grandioso y asombroso. Es mi consejero y compañero fiel.

Scarlett Crawford


EL PAPA QUE VIENE

¿Qué me produjo el anuncio de la visita, en enero próximo del Papa Francisco a Chile? Fue una  combinación de esperanza y emoción. Esperanza porque provocará un remezón profundo en el árbol eclesial chileno. Sintonizará con quienes participan de una iglesia cercana, diáfana, que es parte del encuentro permanente con las personas más postergadas de la sociedad. Emoción porque su palabra se sentirá aún más cercana. La pronunciará en Santiago, Temuco e Iquique. Por su carácter quizá podremos pensar en verlo cara a cara y decirle que su palabra nos convoca y nos anima, palmotearlo en la espalda y abrazar el sueño de sentirnos hermanos y cercanos.

“El Papa Francisco es un revolucionario”, me contesta Luis Dinamarca, el joven animador de la Pastoral Juvenil de la Comunidad Cristo Vive en la Población obrera Quinta Bella, al preguntarle qué piensa del Papa Francisco. Y continúa: “el no usa el poder y la pompa, es sencillo y directo”- Otros jóvenes del grupo dicen: “es humilde”. Así escribe Karoline Mayer, una misionera alemana que vive desde décadas en Chile. Corresponde a un fragmento del libro sobre Francisco, Palabra Profética y Misión. Más adelante Karoline afirma. “Me asombra la capacidad del Papa de convivir en el Vaticano con personas que piensan y actúan muy distinto a él, hasta que pueden ser opositores a él. Más nos muestra ejemplarmente su personalidad y carácter forjado a imagen de Jesús.”

Francisco habla con claridad. “La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada “cultura del descarte”” (Naciones Unidas. Asamblea General, 25 de septiembre de 2015).

“Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales” (1er Encuentro Mundial de Movimientos Populares, 28 de octubre de 2014).

Francisco vendrá a Chile en medio del calor de mediados de enero, en el tiempo de la despedida del actual gobierno. Y abordará los problemas de la iglesia, en un país en el que el catolicismo ha cedido terreno. Quizá responda indirectamente por las críticas que seguro se harán presentes por la designación del Obispo Barros en Osorno y por las calificaciones que hizo en algún momento a parte de la comunidad regional por las protestas ante ese nombramiento. Otros querrán que no opine sobre la reclamación marítima boliviana. Pero su palabra superará todo eso. Abordará la realidad de los migrantes que han llegado a Chile y que hoy suman más de medio millón de personas. En un país en el que  ya se escuchan algunas voces destempladas que asocian la inmigración a delincuencia y drogas. También hay gente que resiente a quienes vienen a competir por puestos de trabajo que hasta hace poco se sentían como un derecho adquirido solo para los nacionales. Y también estará en la Araucanía, foco de intensa conversación en los próximos meses. Abogará por el diálogo franco y directo y condenará la violencia. Pero también hará ver las desigualdades y las injusticias. Hablará de liberación. Criticará al sistema.

Todos querrán apropiarse de las palabras de Francisco para acarrear agua a sus molinos. Y habrá quienes lo critiquen. Unos porque considerarán que es un cura “rojo” (justicia social, iglesia cercana y palpitando con la realidad de los más humildes …) , otros porque es profundamente conservador (críticas severas al aborto, sin condiciones ….) y otros dirán que es benevolente con los valores (inclusión, diversidad, respeto a los divorciados … ).  Y otros por muchas otras razones.

Lo cierto es que en tres días Francisco nos hará pensar en tolerancia, en justicia, en integración, en inclusión, en diversidad, en una sociedad más humana. Nos invitará a la construcción del Reino como parte de nuestra misión aquí en la tierra. Y lo hará en español, con acento argentino, con calidez y espontaneidad. Con cercanía. Y quizá lo podamos ver. Como un hermano más. Sencillo.

Rodrigo Silva

Comentarios

  1. Desde lo profundo ue une mi creciente neurosis de esta viejo DE NOSER JOVEN AHORA, en la penumbra de una vida que se llena de medicos, remedios, cercanías emnocionales que se vuelve en otra cosa que la sangre vibrante y cociente como el torrente de esos poemas de Neruda, me llena de alegria lo que Uds me dicen De Dios en sus experiencias mas que en su elucubración. Y eso de la NOche Oscura de Juan de Avila, ese de "e fuiste / y me dejaste con gemido". Lo siento palpitar en mi, ahora con lo que Uds me dicen.

    Asi las cosas, Es esta mezcla de gozo de las cosas que veo, que me rodean y se vuelven amigos, jardines, olofres y gastronomías, como ensalada cruda se alina con el espanto de no ser lo que se quiere ser y tal vez nunca se fue.

    Entonces, ?quien es Dios? Alo mejor esta tambien en la nada. En esta frustración histérica o petulan te, En esa tension de querer-ser (perdón por el doble infinitivo). Dios es tambien el que me llama para saber como estoy en un dia cualquiera y que se llama Sergio. O esta maravillosa mujer que es Jenny que me regalones en su casa de Londres y me dejas armarle su jardín que ya es maravilloso. Ciertamente, mi Dios es ese de Los Perales y su ritual gregorianoseguido de carcajadas y de maitines.

    O es ese volcán de Grenfell Tower y esa solidaridad que hace resplandecer aun mas la "resplandeciente faz de Cristo". O es ese niño palestino a punto de ser acribillado por un soldado israeli (Herodes es no solo recuento bíblico).

    O es el que "mentes (tuorum ). visita / imple superna gratia"
    O es simplemente la voz de Imani que me llama o el canto de las. CiU agro Ultimas Canciones de R. Strauss (el cuasi nazi)

    Porque eso es, al fin de todo, la totalidad en una punta de aguja, Es Ese que nos recorre la sangre, como recorre los vientos y los ríos y es vendaval en el desierto y luz en la oscuridad.

    Mi Todo. En mi Nada

    "Se alegre mi espiritu
    En Dios mi Salvador"

    Un abrazo

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  2. Desde lo profundo ue une mi creciente neurosis de esta viejo DE NOSER JOVEN AHORA, en la penumbra de una vida que se llena de medicos, remedios, cercanías emnocionales que se vuelve en otra cosa que la sangre vibrante y cociente como el torrente de esos poemas de Neruda, me llena de alegria lo que Uds me dicen De Dios en sus experiencias mas que en su elucubración. Y eso de la NOche Oscura de Juan de Avila, ese de "e fuiste / y me dejaste con gemido". Lo siento palpitar en mi, ahora con lo que Uds me dicen.

    Asi las cosas, Es esta mezcla de gozo de las cosas que veo, que me rodean y se vuelven amigos, jardines, olofres y gastronomías, como ensalada cruda se alina con el espanto de no ser lo que se quiere ser y tal vez nunca se fue.

    Entonces, ?quien es Dios? Alo mejor esta tambien en la nada. En esta frustración histérica o petulan te, En esa tension de querer-ser (perdón por el doble infinitivo). Dios es tambien el que me llama para saber como estoy en un dia cualquiera y que se llama Sergio. O esta maravillosa mujer que es Jenny que me regalones en su casa de Londres y me dejas armarle su jardín que ya es maravilloso. Ciertamente, mi Dios es ese de Los Perales y su ritual gregorianoseguido de carcajadas y de maitines.

    O es ese volcán de Grenfell Tower y esa solidaridad que hace resplandecer aun mas la "resplandeciente faz de Cristo". O es ese niño palestino a punto de ser acribillado por un soldado israeli (Herodes es no solo recuento bíblico).

    O es el que "mentes (tuorum ). visita / imple superna gratia"
    O es simplemente la voz de Imani que me llama o el canto de las. CiU agro Ultimas Canciones de R. Strauss (el cuasi nazi)

    Porque eso es, al fin de todo, la totalidad en una punta de aguja, Es Ese que nos recorre la sangre, como recorre los vientos y los ríos y es vendaval en el desierto y luz en la oscuridad.

    Mi Todo. En mi Nada

    "Se alegre mi espiritu
    En Dios mi Salvador"

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