LA VIDA ES SAGRADA. 17 Agosto
Los textos de esta semana están centrados en el amor, en la misericordia. El primero, una reflexión de Andrés Opazo sobre el carácter sagrado de a vida. A continuación dos mensajes. Uno de Lorena Poblete y otro de Scarlett Crawford. Ambos dirigidos al Papa Francisco. Y, al final, que le diría Rodrigo Silva a Francisco si tomarán un café en Roma, a cinco meses exactos de su llegada a Santiago de Chile. Para leer, criticar, compartir o difundir. Nuestro blog es para ustedes. Hasta la próxima semana.
LA VIDA ES SAGRADA
El Papa
Francisco envió recientemente una carta a una pareja gay de Brasil, en la que
felicitaba a ambos cónyuges por haber bautizado a sus tres hijos en la Catedral
de Curitiva. Estos eran dos chicos y una chica recogidos de una favela. Los
padres llevaban 27 años como pareja, y asistían a misa los domingos junto a sus
tres hijos. Sin embargo, desde la Oficina de Prensa del Vaticano se intentó
desfigurar esa carta, aduciendo que ella no se dirigía a la pareja, sino que
expresaba un contenido general. ¡Plop!
En respuesta a
tal comunicado eclesiástico, los padres de los niños manifestaron que el Papa
conocía perfectamente su condición “homo-afectiva” y que, incluso, reconocía en
ellos una familia. Aparte de la cuestión de fondo, me llamó mucho la atención el
uso del término homo-afectivos en lugar de homo-sexuales. Puesto que, en
verdad, éste último posee una connotación restringida a la relación sexual, en
tanto que el anterior destaca como lo esencial, el lazo de amor de la pareja. En
consecuencia, creo que deberíamos tomar conciencia del carácter reduccionista
del término que usamos para referirnos a la persona que se decide por un
compromiso de vida en común con alguien del mismo sexo. Ello indica que lo
esencial para esa pareja – así como para muchas otras - es el compromiso de
amor. Y ello siempre es digno del mayor respeto.
Poniéndose en
la piel de esos niños, no cabe duda de que su experiencia de vida más inmediata
viene a ser el formar parte de un hogar, algo que se les había negado
anteriormente. Allí podrían recibir los cuidados que merece cualquier niño en
vista de su salud y de su educación, convivir en confianza plena, recibir y dar
cariño, sentirse importante y objeto de preocupación de parte de otro; en
definitiva, experimentar el amor. La vida de esos niños -y de los miles
desafortunados excluidos del cariño y del cuidado- es por lo tanto algo
sagrado, lo único realmente importante. Esta convicción vuelve comprensible el
gesto de esos dos hombres enlazados en el amor de pareja, que deciden dar más
de sí, y “con-sagrarse” ellos mismos a una causa superior. Pues una
consagración es la firme decisión de unirse (con) en vista de lo único sagrado,
que es el amor.
Lo manifestado
en la opción de esta pareja brasilera, me lleva a pensar en los millones de
padres consagrados en el amor, lo mismo que miles de abuelas que en ocasiones
los sustituyen, o en los tíos y vecinas que se hacen cargo de niños
desprotegidos y carentes de afecto. Todos ellos son, pues, “consagrados”. Ello
me hace recordar la intervención del Prior de los Hermanitos de Foucault en el
Sínodo de la Familia celebrado hace poco en Roma. Allí llamaba a dejar atrás la
mirada oscura y negativa de muchos hombres de Iglesia sobre el mundo actual y
su supuesta “falta de respeto por la vida”. Decía Marc: ¿no es eso faltar el
respeto a toda esa gente que tratan de vivir su fe en Dios (cualquiera que sea
el nombre que ellos le den) o su fe en el hombre (cualquiera sea su filosofía)
entregándose ellos mismos al servicio de la vida, ya se trate de la batalla
cotidiana del padre o la madre de familia para asegurar el pan y el futuro de
sus hijos, o ya se trate de los hombres y mujeres comprometidos con el servicio
de la sociedad? Este mundo entremezclado, en que la cizaña y el buen grano
crecen juntos, es también el lugar de todas las generosidades, de todas las
solidaridades y de todos los compromisos, a veces poniendo en riesgo la vida; y
es también ese mundo y no otro el que el Padre ama.
El gran
teólogo y profeta que fue el padre Ronaldo Muñoz sscc pensaba algo similar al
referirse al respeto de Dios, de todo lo que viene de Dios, “que se llama vida,
amor, confianza, paz, esperanza. Con la vida no se juega y con el amor tampoco;
no se juega con el amor del esposo o de la esposa, con la confianza de un
amigo; no se juega con el cariño de una madre; no se juega con la confianza que
un niño pone en su padrino o en su tío, o en el cura de la parroquia … la vida
es sagrada, el amor es sagrado; en lo concreto de cada día, en el hogar, en la
vecindad, entre compañeros y compañeras, entre viejos y jóvenes, en la
cultura”.
La vida es
sagrada. Por supuesto, pero una vida realmente vivida, es decir, aquella que
fluye desde la convivencia entre seres humanos. Si bien allí nos podemos volver
los unos contra los otros, también podemos mirarnos a los ojos, asociarnos,
cuidarnos mutuamente y acudir en auxilio de los más desfavorecidos. La coexistencia
de la cizaña con el buen grano de trigo, puede resolverse en favor de la vida,
pero en un plano existencial, es decir, experimentada por sujetos humanos. Esta
consideración desnuda la trivialidad de la afirmación sobre lo sagrado de la
vida, recurrente en boca de quienes sólo atienden al embrión que comienza su
desarrollo fisiológico. Nadie podría desconocer la dignidad del proyecto
encerrado en tal embrión. Pero, a mi juicio, a la hora de reflexionar sobre lo
sagrado de la vida humana, lo revelado por la pareja gay felicitada por el Papa,
contiene mayor densidad moral y cristiana, y por ello mayor capacidad de
interpelación.
Andrés Opazo
QUE IRRADIE SU LUZ
Al Papa le
daría las gracias por ser el representante de Pedro y por traer el
mensaje de Jesús a nuestro Chile tan necesitado del amor de Dios.
Le pediría
que venga revestido de mucho Espíritu Santo para que irradie su luz hasta los rincones
más escondidos de este largo y angosto país.
Lorena
Poblete
CONTAGIAR LA ALEGRÍA DE LA FE
Si me
encontrara cara a cara con Papa Francisco primero le agradecería por estar
haciendo de nuestra Iglesia una comunidad de hermanos más cercanos que se
quieren y respetan en sus diferencias, por ser pastor con olor a oveja como él
mismo se describe.
Y por
supuesto que le pediría una bendición especial por nuestros niños y jóvenes, por
todos los jóvenes, niños y niñas de Chile, para que se sientan siempre queridos
y respetados, que les hablara directo a ellos con un mensaje de esperanza,
confiando que sus palabras renovarían nuestra relación como sociedad con ellos
y, por último, le pediría una bendición
especial para todas las familias, para que renovemos nuestro compromiso en la
formación de nuestros hijos e hijas, para que seamos valientes y tengamos ganas
de contagiar la alegría de la fe.
Scarlett
Crawford
¿QUE DIRÍA A
FRANCISCO?
Si me encontrara él en Roma, le invitaría a un café para
compartir unos minutos antes del viaje a Chile y le diría que eres una
esperanza para mí. Y quizá para varios miles de personas que esperamos ver una
iglesia transparente y diáfana. Que como expresión humana también se equivoca.
Que reconozca a tiempo sus errores. Que encause adecuadamente los desaciertos
de algunos pastores que se “divinizan” y abusan de su poder. Nosotros tenemos
que ver en ellos verdaderos guías de nuestra fe y espiritualidad. Personas que
nos convoquen a una reflexión permanente sobre el Evangelio de Jesús.
Le diría que es una esperanza para abrir las puertas
ocultas de la iglesia. Deseamos conocer sus escondrijos. Que el aire se
refresque. Que nadie se oculte en las sombras de un poder divino y nos haga
adorar sus prácticas. Que nadie nos asuste con el pecado permanente de nuestras
debilidades.
Francisco, eres una esperanza de sencillez. Quisiéramos
ver a todos los sacerdotes con bototos o zapatones, dispuestos a compartir
cualquier camino por pedregoso y entierrado que esté. Cualquier alfombra
mullida y adoquín soleado. Un zapato firme para ir a cualquier parte sin temor.
Quisiera que a partir de ti, Francisco, los cristianos
renovemos la confianza en la institucionalidad de la iglesia. Que aunque cueste
esfuerzo, tiempo y dedicación, se produzca un cambio cultural profundo. Que la
iglesia no sea utilizada para amedrentar, sino solo para acoger, con verdadera
misericordia y amor. La iglesia debe razonar con todos nosotros y respetar
nuestras diferencias. No nos puede juzgar y aniquilar si diferimos en el
pensamiento. SI tenemos ideas diferentes.
La iglesia contigo, Francisco, debe ser un punto de encuentro de los
cristianos, de todos los cristianos, para expresarnos con libertad. Para
discutir, analizar y debatir. Para enriquecernos mutuamente. Porque me parece a
que partir tuyo hay muchos hombres fuera de la iglesia, más allá del
catolicismo, que te ven como un nuevo ejemplo. Te respetan. Y eso lo hace bien
a la humanidad.
Quisiera que a partir de ti, los sacerdotes sean vistos
como seres humamos cercanos. Sin tantos anillos que besar, tanto báculo, mitra
y atuendos que deben tener un significado muy importante, pero que nos alejan y
distancian.
Quisiera pedirte que la iglesia sea cada día más
tolerante con todas las expresiones de género. Respetuosa de la diversidad.
Cercana solo al amor.
Quisiera que tu presencia en Chile solo signifique unidad
y reencuentro. Que tu palabra contribuya a serenar los espíritus. Que no
condenes a nadie. Que demuestres respeto. Porque estarás en lugares tan
emblemáticos como la Araucanía o Iquique. Confiamos en que tu palabra sea de acogida, de amor, de
apertura a un pensamiento reflexivo.
Terminado el café te vas a Santa Marta y yo regreso a
Chile.
Rodrigo Silva
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