ANGELA MERKEL Y LAS ELECCIONES EN ALEMANIA

Los resultados de las recientes elecciones de Alemania son abordados en esta entrega especial por Ernesto Moreno, miembro de nuestra comunidad. Tiene el privilegio de conocer muy íntimamente la realidad de esta potencia europea porque estuvo parte del primer semestre de este año en Berlín, como profesor invitado de la Universidad Libre de Berlín, como ha ocurrido en los últimos siete años. Además, se doctoró en Sociología, en la Universidad de Heidelberg.

Compartimos su enfoque

ANGELA MERKEL Y LAS ELECCIONES EN ALEMANIA

La mayoría de los análisis y comentarios sobre las recientes elecciones en Alemania, han tenido un énfasis más bien cuantitativo y un tanto apocalíptico en relación al futuro del país.
En efecto, la baja de los partidos que formaban la gran coalición: 8.5 de la Unión Demócrata Cristiana y de la Unión Socialcristiana Bávara y  12,5% de los Social Demócratas, se une  a la obtención de un 12,6% del partido de extrema derecha  Alternativa para Alemania (AFD), abiertamente contestatario a la canciller Merkel, concluyéndose, de manera algo apresurada, en una derrota de ésta y en la amenaza de inestabilidad que pendería sobre el futuro del país dadas las eventuales dificultades para construir la próxima coalición gobernante.
Si bien es cierto algunas de estas consideraciones son plausibles, quisiera hacer un par de reflexiones en un sentido algo distinto.

En primer lugar y contra lo que algunos quisieran insinuar, me parece que la elección es una clara e indiscutible  consolidación del liderazgo de Ángela Merkel, el  que sin duda se proyecta mucho más allá de su país. Se trata de un liderazgo asertivo, responsable y ético que,  a pesar de los problemas que ha tenido que enfrentar y de una campaña agresiva y con malas artes de la extrema derecha, es nuevamente votada y apoyada por la inmensa mayoría de los alemanes. Esto, porque al casi 33% alcanzado por su coalición partidaria (CDU-CSU), es perfectamente posible sumarle un porcentaje no menor de los otros partidos que, independientemente de sus diferencias con la CDU-CSU, ven en ella la conductora natural e indiscutible en la Alemania de los tiempos que corren.  Me refiero a parte importante del significativo 10,7% que obtienen los liberales (FDP), e incluso de un número no menor del aproximadamente 20%  de los Social Demócratas y del 9% que alcanzan los Verdes.  

En condiciones normales o “céteris paribus”, sin duda el resultado neto  de los votos indicarían una mala jornada electoral para la Canciller y su coalición. No obstante, en medio de las dificultades de Europa, no sólo en cuanto al futuro de la Comunidad Europea, sino en relación al crítico tema de las inmigraciones, y dado el rol jugado por la Canciller alemana en estos ámbitos, me parece que las cosas pueden evaluarse de manera algo distinta.
Cuando el gobierno de Merkel, en una decisión claramente polémica y con todas las dificultades que ello implica, abre las puertas de su país a aproximadamente  900 mil inmigrantes, sustentada en sus valores y principios y en consideración al bien común y al respeto a la persona humana, creo que no solo da un ejemplo al mundo, sino que además  evidencia una conducta y acción claramente peculiar dentro del espectro de los líderes mundiales  que la historia sabrá apreciar en toda su magnitud.

Lo anterior se ve reforzado a propósito de los problemas y  errores no previstos  que surgen cuando las miles de personas entran a Alemania   en que es la propia Merkel quien se para frente al país a través de la televisión y reconoce que no se consideraron todos los factores  y que en algunas cosas fueron sobrepasados, pide disculpas y adopta rápidamente medidas que posteriormente permiten que los problemas estén bajo control.

Estamos en presencia de decisiones políticas del más alto y dificultoso nivel, en que la coherencia de las personas entran inexorablemente en tensión con legítimas incomodidades y molestias de algunos ciudadanos, con intereses políticos mezquinos, con tendencias xenofóbicas y con cierto fascismo latente en Alemania, que ve la oportunidad de sacarse la máscara.   
Es en este contexto en que hay que leer y analizar también las frías cifras y sus implicancias, pudiendo concluir que la votación obtenida por  la Canciller y su coalición, resultan ser mucho más auspiciosa que lo que parecerían a primera vista.

Por otro lado, el supuesto “gran triunfo”  de la Alternativa para Alemania (AFD), está por verse, sobre todo en un conglomerado cuya conducción está compuesta por posiciones y miradas tan diferentes como  Alexander Gauland, que de ser miembro del partido de la Canciller, pasó a ser un político radicalizado a la derecha y acérrimo opositor a ésta,  llegando a sostener después de las elecciones “que ahora van a ir por la caza de Merkel” y,  Alice Weidel, cuya posición frente al género y a las minorías sexuales se distancia severamente de las posiciones ultraderechistas. El objetivo común que hasta ahora ha unido a la organización, esto es, su nacionalismo, su oposición al euro, su anti islamismo y la crítica a la migración, a poco andar y dada su inédita participación en el Parlamento, empezará a mostrar trizaduras y controversias que auguran una más temprana que tarde escisión y crisis de esta organización política.

Finalmente, la conformación y/o alianzas del futuro gobierno y las dificultades que esto representa, constituyen la primera prueba del rol y liderazgo de la Canciller Merkel en su nueva administración. No tengo dudas que, una vez más, demostrará  sus habilidades y altura política.

Ernesto Moreno

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