LA VIRGEN MARÍA COTIDIANA. LA DE TODOS LOS DÍAS
Justo hoy cuando se celebra el Día de la Inmaculada Concepción, en esta entrada, Andrés Opazo escribe sobre María, “Madre de los Cansados”, a partir de un poema hecho canción por el Conjunto Los Perales. Una mirada fresca y cotidiana de miles y miles de madres. La canción será parte, además, de la “Oración Cantada de Adviento”, que ofrecerá el mismo Conjunto el próximo miércoles 13 de diciembre (ver nota EL SEÑOR NO TARDARA). Además, Rodrigo Silva hace algunos apuntes a propósito del Evangelio de San Marcos, del último domingo, citando a José Antonio Pagola.
En la tranquilidad de esta festividad, les invitamos a leer, reflexionar, compartir y escribirnos. Porque nuestras páginas están abiertas para ustedes.
MARÍA, LA MADRE DE LOS CANSADOS
Hemos
comenzado el Adviento, época de mayor conciencia y expectativa por la venida
del Señor a nuestra realidad humana. Y María lo simboliza. La podemos imaginar en
los últimos días de su embarazo, ya muy cansada, a la vez que nerviosa por la
inminente llegada de su hijo al mundo. En Chile, María ha sido tradicionalmente
muy venerada, y se le dedica a ella un mes entero como preparación a la fiesta
de la Inmaculada Concepción. El Mes de María. Muchísimos chilenos y chilenas la
invocan como la Madre de Jesús y la Madre Nuestra. Expresa así la idea sublime
de la Madre. La piedad popular la adorna con flores, cánticos y bailes. Pero a
la vez, se puede proyectar en ella la situación de todas las madres del común
de los mortales, en una mirada volcada a la realidad cotidiana y más
profundamente humana. Es lo que intenta el padre Esteban Gumucio al componer su
poema a María como la “Madre de los Cansados”, de todos los hombres y mujeres
que le ponen el pecho a la vida con coraje y alegría. En el anonimato de la
multitud de mujeres de hoy, especialmente en las más humildes y abnegadas,
podemos aproximarnos a lo que fue en su tiempo la madre de Jesús. Es una arista
de la encarnación de Dios en lo profundo de la humanidad.
Madre de los cansados
Reina
de los pañales
Las
escobas y los panes
Y
el trajín de la cocina
Todos
los pobres la miran
Señora
de la pobreza
Hoy
le golpeamos la puerta
Para
pedir por favor
Que
la tenga siempre abierta
Porque
es mucha la aflicción.
Señora
de San José
Tejedora
de chalecos
Para
ayudar a su sueldo
Madre
de los brazos firmes
Tan
animosa y humilde
Consejera
de humillados
Tiene
los pies cansados
De
tanto buscar carbón
Va
nuestro pueblo a su lado
Aprendiendo
su lección.
Mujer
llena de fe
Compañera
de la ruta
Madrina
de la ternura
Que
muestra Dios a sus hijos
Educadora
de Cristo
Socia
de nuestras penas
Amiga
dulce y discreta
Ya
no se puede vivir
Con
el sueldo recortado
Ayúdeme
a discurrir.
Y
usted Virgen María
Fue
la mamá del Señor
Yo
sé que lo acompañó
Hasta
el destierro de Egipto
No
lo dejó en el camino
Lo
siguió por todas partes
Discípula
y escuchante
Lo
acompañó hasta la muerte
Con
esperanza gigante
Madre
de toda la gente.
Madre
de los cansados
Madre
de toda la gente.
No tenemos idea de cómo ocurrió la vida de María, la madre biológica de
Jesús. Aparte de los relatos de su nacimiento en Belén, es muy poco lo que nos
dicen los evangelios sobre ella. Permaneció en un segundo plano, a fin de dejar
el paso libre a su hijo, el cual abandonó a su familia para asumir su misión.
Jesús no fue devoto de María, no la invitó a jugar un papel en su camino.
Cuenta el Evangelio de San Lucas: “Se presentaron donde él su madre y sus
hermanos, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: Tu
madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Pero él les respondió: Mi
madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen”. (Lucas,
VIII, 19-21) Aparentemente, lo que para nosotros son los deberes familiares, no
era lo prioritario para Jesús.
Jesús nunca buscó la honra para sí mismo y para los suyos. Por el
contrario, nos sorprende anunciando que quien ve al hambriento, en realidad lo
ve a él, o lo ve en el sediento, en el desnudo, el enfermo o en el encarcelado.
¿Podría entonces extrañar que asumamos el mismo espíritu cuando posamos los
ojos en María? Si hablamos de un Dios humanizado en Jesús, María queda
involucrada en lo más hondo. Por eso hoy la podemos ver y venerar en las numerosas
mujeres que pueblan nuestras poblaciones populares, sumidas en sus labores
cotidianas, sin reclamar nunca el reconocimiento de otros, pero al mismo
tiempo, sabiéndose indispensables para el sostén de la vida; son las mismas
tejedoras y rebuscadoras de monedas para el sustento familiar; y las mismas que
acuden en mayor número a las reuniones para las mejoras de la población.
Muchas veces, esas madres que consuelan y levantan a los millares que yacen
cansados de la vida, son las únicas que no tienen el derecho a descansar. Nosotros,
pues, los cansados y cansadas de muy distintas maneras, podemos invocar a María
en este adviento. Ella es el reflejo de un Dios que es Padre y Madre de todos.
Andrés Opazo
EL SEÑOR NO TARDARÁ
Esta es una invitación. Será una Oración Cantada de Adviento
del Conjunto Los Perales, el próximo miércoles 13 de diciembre a las 20:30
horas en la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, Los Castaños, de Av.
Vitacura 7401, Santiago. Para los golosos de la zona, justo frente a
McDonald´s. O también La Chocolatine. No hay como perderse. Además, la entrada
es liberada. La invitación del Conjunto sostiene que “con nuestras canciones
prepararemos juntos el corazón para la venida de Jesús”.
En la Enciclopedia de la Música Popular Chilena se dice de
Los Perales: “Cuatro jóvenes seminaristas fundaron
hacia fines de los años ’50 este conjunto, uno de los más importantes en Chile
en el desarrollo de un cancionero asociado al Evangelio y la catequesis
cristiana. En dos etapas separadas por tres décadas de distancia, el grupo ha
grabado varios LPs, legando canciones de uso habitual en misas y ceremonias
religiosas, como “El peregrino de Emaús”. Casi todas ellas cuentan con letras
de su principal colaborador e inspirador, Esteban Gumucio.”
El conjunto reeditado en el año 2000, ha continuado esa misión y grabado otros 10 Cd's.
Será una maravillosa oportunidad para
orar y profundizar en la esperanza de la vida.
Rodrigo Silva
ESTEMOS PREVENIDOS
Evangelio según San Marcos 13,33-37.
En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".
"Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".
Este
fue el Evangelio del domingo, que viví en la catedral de Valdivia, en la misa
de doce. Un lugar para mi desconocido. De paso por la ciudad, el incentivo de
ir a esa misa en particular fue encontrarnos con Max y Gladis. Sí, con i
latina. Les habíamos hablado tres días antes porque la imagen de la pareja era
singular. Max llevaba un teclado en su mano derecha y con su antebrazo izquierdo
recibía la mano de su esposa, como quien se engancha y va asistida al caminar. Un
matrimonio mayor que se veía contento y sosegado. Nos enteramos que después de
cuarenta y ocho años volvían a la ciudad de él. No la de ella, pero juntos. Profesor,
por años, de varios colegios en Santiago, ya jubilado, su vida es plácida.
Entre otras cosas toca el órgano en la catedral. Ese sonido, que comprobaríamos
el domingo, que embriaga y transporta. Grandioso y solemne. El sonido se
concentra en trescientos cuarenta tubos, nos lo dijo él, que representa la
imagen del órgano, allá en lo alto, de frente al altar. En este caso, al
costado.
En
ese marco el texto del Evangelio me pareció más especial. Ese matrimonio,
interpreto, está prevenido “para cuando llegue el momento”. Me dio la sensación
que luego de una larga vida vivida volvían a los espacios de él, a las márgenes
del rio, al espeso bosque valdiviano, a esas intensidades de verde y azul, a la
lluvia que con desmesura por meses lo empapa todo. Llegaron para vivir todo lo
necesario, todo lo faltante. Para resolver las añoranzas, para superar las
evocaciones.
Para
mí, estar preparado es andar con un equipaje liviano. Vivo y agradecido todos
los días. Intentando vivir en armonía, preocupado de servir a quienes nos necesiten.
Tener un proyecto, anhelar sueños, aun cuando sean a muy corto plazo. Disponer
el corazón al amor. En suma estar preparados para afrontar la muerte sin
deudas.
José
Antonio Pagola dice que “el relato sugiere que los seguidores de Jesús formarán
una familia. La Iglesia será "la casa de Jesús" que sustituirá a
"la casa de Israel". En ella todos son servidores. No hay señores.
Todos vivirán esperando al único Señor de la casa: Jesús el Cristo. No lo
olvidarán jamás.
“En
la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido,
sin responsabilidad alguna. Todos son necesarios. Todos tienen alguna misión
confiada por él. Todos están llamados a contribuir a la gran tarea de vivir
como Jesús al que han conocido siempre dedicado a servir al reino de Dios.
“Los
años irán pasando. ¿Se mantendrá vivo el espíritu de Jesús entre los suyos?
¿Seguirán recordando su estilo servicial a los más necesitados y desvalidos?
¿Lo seguirán por el camino abierto por él? Su gran preocupación es que su
Iglesia se duerma. Por eso, les insiste hasta tres veces: «vivid
despiertos". No es una recomendación a los cuatro discípulos que
lo están escuchando, sino un mandato a los creyentes de todos los tiempos: «Lo
que os digo a vosotros, os lo digo a todos: velad».
“El
rasgo más generalizado de los cristianos que no han abandonado la Iglesia es
seguramente la pasividad. Durante siglos hemos educado a los fieles para la
sumisión y la obediencia. En la casa de Jesús sólo una minoría se siente hoy
con alguna responsabilidad eclesial.
“Ha llegado el momento de reaccionar. No podemos
seguir aumentando aún más la distancia entre "los que mandan" y
"los que obedecen". Es pecado promover el desafecto, la mutua exclusión
o la pasividad. Jesús nos quería ver a todos despiertos, activos, colaborando
con lucidez y responsabilidad.”
El comentario Pagola nos convoca a reaccionar para
mejorar, cambiar o transformar nuestra iglesia. Nos interpela para que
actuemos, como también lo hace el Papa y tantos otros pastores. Nos previene
para estar prevenidos.
Rodrigo Silva
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