CANTAR EL EVANGELIO Y LOS SALMOS
En esta publicación estamos bien centrados en Los Perales, conjunto de larga tradición en la música religiosa y de oración, a propósito del tiempo de Cuaresma y Semana Santa. Andrés Opazo responde en una suelta y amena prosa un conjunto de inquietudes planteadas por Rodrigo Silva sobre el grupo que ayudara a formar a fines de los años cincuenta. También entregan su particular visión tres de sus integrantes y el impacto en su vida personal. Finalmente, en otro ámbito, Andrés reflexiona sobre el gran acuerdo nacional propuesto por el gobierno para la Araucanía. Desde su perspectiva, qué significa y quienes son los actores más relevantes. ¿Será posible lograrlo?
¿Te representa genuinamente el tipo de música que hace el conjunto? Te lo pregunto porque eres la parte más joven del grupo. Quizá si la pregunta debería ser si es necesario abordar nuevos contenidos o nuevas formas de expresión musical.
CONJUNTO LOS PERALES:
NOS PROPONEMOS CANTAR EL EVANGELIO Y LOS SALMOS
No es entrevista. Tampoco conversación. Es
el fluir de una reflexión sobre un conjunto que a partir de esta semana ofrece
tres recitales en Santiago. Oratorios de
Cuaresma y Pasión.
_ Miércoles 21, iglesia del Colegio Manquehue sscc, 19:30hs, Padre Damian Deveuster 2215, Vitacura
_ Martes 27,
Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, Los Castaños, 20:30hs, Av Vitacura 7401, Vitacura
_ Viernes 30, capilla del Colegio San Ignacio El Bosque, 12:30hs,
en el marco del retiro de Semana Santa, Av Pocuro 2801, Providencia.
Los Perales disfrutan ensayando cada
miércoles o en largas sesiones los días sábado previo a sus presentaciones. Son
disciplinados y exigentes, pero sobre todo gozadores de la música y el
desarrollo de la espiritualidad al que apuntan sus canciones. Aportan a la
oración. Son un estímulo.
Varias preguntas responde y escribe Andrés Opazo, fundador y
compositor de Los Perales. El texto es un retrato actual del conjunto, a
prácticamente sesenta años de su origen.
·
¿A través de qué canales se difunde la música de
Los Perales?
·
¿Cómo se gesta el grupo?
·
¿Cuáles han sido sus etapas principales?
·
¿Cuántas personas han pasado por el grupo? ¿Cómo
se seleccionan? ¿Por qué se incorporaron mujeres? ¿Por qué este número de
integrantes?
·
¿Cuál es la vinculación o el soporte de la
Congregación de Sagrados Corazones?
·
¿Cómo se seleccionan los temas? ¿Cuáles son los
parámetros?
·
¿Cómo se desarrolla el proceso de composición
musical?
·
¿Cómo y por qué se seleccionan los ritmos de las
canciones?
·
¿Cuál ha sido el impacto de la música de Los
Perales en nuestra sociedad?
·
¿Cuál es el público objetivo de esta música?
¿Mayoritariamente adulto y adulto mayor? ¿Cómo captar la atención de los
jóvenes?
·
En un período de descrédito de las instituciones
¿qué lugar ocupa un tipo de música de este carácter?
·
¿Nada contra la corriente la música de Los
Perales?
·
¿Podrías caracterizar las canciones incluidas en
estos próximos recitales y qué represa cada una de ellas, desde la perspectiva
musical?
El Conjunto lo
componemos hoy nueve miembros: tres tenores, tres bajos y tres voces femeninas.
Presentaremos tres oratorios de cuaresma y semana santa. Ensayamos una vez a la
semana y nos mostramos disponibles para acudir adonde nos soliciten.
Pensamos
ofrecer oratorios a quienes lo deseen, totalmente gratuitos. Podrían ser en
tiempos litúrgicos especiales: Pentecostés, semana de la solidaridad, fiestas
marianas, fiestas patrias, Adviento, Navidad.
Nuestros
discos están todos disponibles en www.portaldisc.com para ser descargados
digitalmente. Además, los estamos disponibilizando en Spotify, y otras
plataformas digitales como Itunes y Amazon. Y aunque nuestros discos no se
distribuyen en forma regular y eficiente en el mercado tradicional, es posible
encontrarlos en algunas tiendas de libros y música religiosa.
El grupo surge
entre seminaristas de la Congregación de los Sagrados Corazones a fines de la
década de los cincuenta. Hicimos canciones para compartir en comunidad. Ellas
se conocieron y se nos pidió grabarlas; lo hicimos en el sello Phillips en
rápidas escapadas del silencio conventual. Nunca nos proyectamos hacia un futuro
en el campo musical. Fue como una flor silvestre, que apareció de repente, que
nadie plantó, ni regó. Duraría lo que el tiempo dispusiera.
El grupo
original se dispersó al terminar los años de seminario (1962). Algunas de
nuestras canciones fueron grabadas en Cuernavaca por mariachis: Misa
Panamericana. Por ese medio fueron conocidas en América Latina y España. Al
reencontrarnos en Chile en 1997, volvimos al estudio para grabar una selección
de nuestras canciones. Fue una grabación privada.
Con ocasión de
la enfermedad terminal del Padre Esteban Gumucio, yo (Andrés) hice un registro
de sus escritos, y entre ellos encontré abundante y valioso material poético
apto para canciones. Volví a la antigua afición y surgieron muchas canciones
nuevas. Algunas las escuchó el Padre Esteban. Convoqué, entonces, a los
antiguos componentes religiosos del grupo, agregando otros voluntarios hasta
llegar a nueve, e incorporando voces femeninas. Así surgió el nuevo conjunto.
Del 2001 en adelante hemos grabado 10 CD’s.
El carácter
voluntario y aficionado del Conjunto explica la rotación de miembros. En la
actualidad somos tres bajos: Fernando Etchegaray (miembro fundador), Alejandro
Sweet y Rodrigo Silva; mujeres: Laura Yánez, Patricia Otero e Isabel Larraín;
tenores; Sergio Lozada, Juan Manuel Hrepich y Andrés Opazo (miembro fundador).
Siempre nos
hemos sentido parte no oficial ni jurídica de la Congregación de los SSCC, pero
hermanos que comparten su espíritu. Nuestros discos le pertenecen en cuanto a
derechos de producción y difusión.
Si se pregunta
sobre el proceso de composición, no tengo mucho que decir. Como compositor
aficionado y analfabeto en ciencias musicales, no tengo metodología. Cuando encuentro
un texto adecuado imagino melodías y ritmos. Olvido la mayoría de ellas, pero
consigo fijar algunas. Así se traducen en canciones. No creo en la inspiración,
sino en la voluntad y dedicación.
Nuestras
canciones tuvieron impacto en la sociedad chilena de los años sesenta. Eran una
novedad. Grabamos en 1960, 1961 y 1962, sin pensar en su utilización litúrgica,
pues en esos años todo era en latín. Con la reforma litúrgica del Concilio,
surgió la misa en castellano, la comunidad adquirió mayor presencia y
aparecieron las guitarras. No fuimos nosotros sus introductores, como se cree,
sino que las comunidades acogieron el material que habíamos creado.
Hoy no tenemos
mucha presencia en la sociedad ni en la Iglesia. Las razones son de diversa
naturaleza y complejas de explicar. No nos dirigimos a ningún público en
especial. Somos adultos, incluso adultos mayores o viejos. Mantenemos nuestro
estilo pues no sabemos cuál otro podríamos adoptar. Es el nuestro y punto. No
reflexionamos mucho sobre la materia. Pero no nos preocupa que nos desconozcan
los jóvenes. Llegar a la juventud es obsesión de algunos sectores en la
Iglesia. Una visión demasiado inmediatista, ¿Un marketing? ¿Una roca firme? No
adhiero a la idea de privilegiar la pastoral juvenil por razones de largo
explicar, algunas teológicas. Los jóvenes van y vienen, ¿pueden ser la base de
sustentación de la Iglesia? Pero agregan vitalidad, sin duda. Cuando cantamos
en una capilla poblada en su mayoría por viejitas, pienso en la perspectiva
evangélica. Entre las primeras comunidades no había gente importante e
influyente. Para el mundo somos los últimos, como esas viejitas amadas por
Dios. Gozamos cuando ellas disfrutan.
Nuestras
canciones se caracterizan por dos rasgos particulares. Nuestras letras poseen
contenido. Nos proponemos cantar el Evangelio y también los Salmos, la oración
por siglos de la Iglesia; de ahí se deriva la atención a la realidad humana, a
la justicia y la problemática social. Creo que esto nos caracteriza. Por otra
parte, nuestra música es popular y latinoamericana. Siempre está presente la
raíz folclórica. Cuidamos la sonoridad como vehículo de transmisión de la fe.
Duraremos
hasta que duremos. Somos viejos, pero nos animan ciertos proyectos dentro del
canto de inspiración religiosa aunque no sea confesional.
Andrés Opazo / Rodrigo Silva
TESORO HUMANO VIVO
Isabel Larraín es una de las tres mujeres que integran
Los Perales. Se incorporó en junio de 2017 y ha gozado intensamente, porque
desde siempre cantó su música.
¿Cómo se gestó tu
ingreso al Conjunto?
Fue
un regalo del cielo, tengo la suerte de conocer a Laly desde muchos años y el
año pasado, después de un merecido viaje que compartimos, me llamó para
invitarme a ser parte de El Conjunto los Perales!!!
¿Te sorprendió?
Siii!!!
Casi morí de emoción, llevo mucho tiempo cantando, más de 30 años
dedicada a la música religiosa, y que me invitara a cantar con ellos fue un
regalo. Imposible más feliz y agradecida.
¿Cuándo fue tu primera presentación con el grupo?
Recién
llegada había un compromiso con el Hogar Español, una misa de domingo.... como
sonaban!! Guitarras bombo maravilloso. Yo aperrando con lo que podía. La
primera presentación formal fue en Talca.
¿Cómo fueron las horas previas?
Estaba
tan feliz que no tuve ni nervios, eso sí, demasiado ansiosa, concentrada,
absolutamente emocionada, un sueño hecho realidad.
¿Qué aporte hace el Conjunto a la comunidad /país?
Desde
mi perspectiva personal pienso que a través de cada canción compuesta por
Andrés con sus propias letras y sobre la base de letras de otros como el Padre
Esteban, Gabriela Mistral, la Biblia .. nos permite a todos cantantes y
escuchantes orar 2 veces. Los Perales son tradición cantada.
Son
palabra cantada y no solo para los católicos, también para cada persona de
buena voluntad que tiene abierto su corazón a la bondad.
Tesoro
Humano Vivo!!
SAVIA AUN MÁS JOVEN
Sergio Lozada (Caco), ingeniero comercial, tenor, miembro
desde seis años, es de los más jóvenes del grupo.
¿Te representa genuinamente el tipo de música que hace el conjunto? Te lo pregunto porque eres la parte más joven del grupo. Quizá si la pregunta debería ser si es necesario abordar nuevos contenidos o nuevas formas de expresión musical.
Sí, mucho, y creo que lo que
aborda me llena plenamente
¿A qué tipo de personas y de qué rango de edades llega o
impacta la música de Los Perales?
Llega a personas sobre 50
años
¿En qué circunstancias te integraste?
Me integré hace alrededor de
seis años, para reemplazar a Juan Manuel que se había retirado del Conjunto
(quien después volvió el año pasado). Como soy sobrino de Alejandro Swett y muy
amigo de la Mariana y Kiko (antiguos integrantes del conjunto), ellos me
presentaron como alternativa y fui aceptado
ME HIZO SENTIDO EL
CANTO RELIGIOSO
Patricia Otero es una de las tres voces femeninas que
desde el 2001 se integraron en la segunda etapa de Los Perales.
Me
siento muy orgullosa y feliz de pertenecer y participar en el conjunto. Primero
por la calidad humana de cada uno de los integrantes, por el compromiso de
difundir nuestras canciones donde sea necesario. Por cantar tan bellas letras
y canciones magistralmente arregladas por nuestro querido director
Andrés Opazo.
Fui
invitada por Andrés a integrarme al Conjunto. Me escuchó cantar en una
ceremonia religiosa y yo a él. Me sorprendió gratamente su voz, las canciones
que cantó y su sencillez.
Personalmente
he cantado durante 40 años profesionalmente en ceremonias religiosas y cuando
descubrí la belleza y la diferencia en las letras de los Perales, me hizo
sentido el canto religioso. Y su real aporte a esta sociedad es cantar y
difundir el Evangelio.
Rodrigo Silva
PREOCUPACIÓN
La derecha
subió al poder, aunque con las muletas programáticas de la centroizquierda
cogidas a última hora. Se dice que eso de derechas e izquierdas es rémora del
pasado. No lo creo; las visiones allí denotas son muy actuales. Yo me identifico
con una política volcada hacia una mayor equidad, que favorece a los
desventajados, reduce los beneficios de los privilegiados, y empareja la cancha
en la toma de decisiones. Es el sueño de la democracia. Ahora bien, si un
gobierno de derecha lograse ese progreso auténticamente democrático y llegase a
nivelar realmente las condiciones de vida de todos, le estaría reconocido de
corazón. Pero lo dudo.
El presidente
entrante ha convocado a grandes acuerdos nacionales; entre ellos uno referente
a la situación de la Araucanía. Sin ser un conocedor calificado del tema, me
atrevo a reflexionar sobre ese acuerdo específico, acudiendo sólo al sentido
común, de persona interesada y relativamente informada.
Me pregunto
por la naturaleza de ese acuerdo. Si se tratase efectivamente de un acuerdo
“nacional” debería consistir en un pacto político que involucrase a todos los
sectores, desde la UDI al Frente Amplio. ¿Eso es lo que se busca? ¿Será
posible? Aparte de su escasa viabilidad, cabría preguntarse sobre su
pertinencia. Nuestra historia conoce acuerdos “sobre” o “para” la Araucanía,
que en realidad han sido “contra” el pueblo mapuche; allí han coincidido los
poderes políticos nacionales. Parece obvio consignar que todo acuerdo presupone
un conflicto, por lo que habría que reparar en la naturaleza de ese conflicto.
Sólo entonces es posible determinar cuáles son los sujetos a convocar a tal
acuerdo. Ya no se puede desconocer que el conflicto de la Araucanía es
esencialmente político, por lo que la construcción del acuerdo en un diálogo
debería desplegarse a nivel nacional y formal del Estado. Ello debido a que se
han entablado diversas mesas de diálogo que no han prosperado. ¿Por qué su
fracaso? He ahí la gran pregunta. Si esa pregunta no se enfrenta y resuelve,
llamar a un gran acuerdo nacional no parece ser más que un gesto
grandilocuente, que distrae y escamotea el fondo y naturaleza del problema.
Quizás sea el
intendente designado de la región quien proporciona pistas sobre el real
enfoque del nuevo gobierno, en razón de que dice tener una “línea directa” con
presidente (El Mercurio, 11 de marzo). Persiste en desconocer la realidad de la
Araucanía, en apostar a que el problema reside en la pobreza de la región, y
que se resuelve con una mayor inversión, la que ya no puede venir sólo del
Estado. “A los privados hay que “reencantarlos” y devolverles la confianza de
invertir en la Araucanía” (textual en el encabezamiento de la entrevista). Pero
obviamente, la inversión no es filantropía sino negocio; el intendente llama,
pues, a hacer negocios en esta zona de conflictos. Me asombra su densidad
ideológica. Pues lo propio de esta ideología es la creencia de que el problema
social a nivel del país, sólo se enfrenta cuando su solución se ofrece como un
negocio. En efecto, para que la salud funcione, ella debe reportar utilidades
para el privado que allí invierte (isapres), igual para la educación
(sostenedores) y las pensiones (AFP). Si no hay negocio para alguien, no hay
servicio público eficiente. Subyace la creencia de que el hombre sólo se mueve
por su propio interés económico. Y como éste suele estar en contraposición con
otros, gana siempre quien es capaz de imponerlo en la sociedad. No hay que ser
marxista para comprenderlo; lo saben todos en el mundo de la competencia.
Este
intendente es un terrateniente y empresario de la zona. Se declara respaldado
por los gremios: de la pesca, las forestales, la agricultura, el transporte.
Obvio. Pero quiere aún más: que la mayor inversión recaiga en el turismo y
provenga de preferencia del exterior. Sueña quizás con convertir la Araucanía
en un gran ressort, al estilo de República Dominicana. Se generaría
efectivamente mucha plata y subiría el PIB nacional. Pero, ¿a quiénes
beneficiaría? ¿Qué podría ocurrir en el mundo mapuche? Se olvida que la más
significativa inversión privada en la Araucanía la ejecutaron fuertes grupos
económicos en el sector forestal, lo que es resentido como usurpación de
tierras ancestrales. Fue algo legal pero ilegítimo, un paradigma del conflicto.
Y la violencia legal padecida ha sido respondida con otra violencia, pero sólo
ésta reprimida por ilegal. Creo que, de no ir al fondo, los procesos judiciales
se prologarán ad infinitum, como también la tentación de falsificar pruebas,
con el agravante de ser urdidas por representantes del Estado.
El Ministro de
Desarrollo Social también convocará a inversionistas para incrementar recursos,
los que en principio son bienvenidos. Pero ello no sustituye el diálogo con los
sujetos y sus demandas. En democracia no se pueden aplicar soluciones desde
afuera y desde arriba, y obviar la voz y la participación de las organizaciones
sociales; de trabajadores, pobladores, pescadores artesanales, profesores,
estudiantes, funcionarios de la salud, pensionados, etc.
Recuerdo que,
en 1994, regresando de una misión en Haití como enviado de Naciones Unidas,
concurrí al matrimonio de la hija de un familiar. Al comentar allí el impacto
por la miseria generalizada, un amigo del anfitrión, compañero de colegio y ex
ministro de Pinochet, replica convencido: “eso lo resolvemos de una vez los empresarios”.
Un hombre de buena fe que aprecio. Pero refleja una autosuficiencia entre
dogmática e interesada, aparte de la ingenuidad producto del extravío
ideológico. ¡Cuidado con aplicar recetas en la rebelde Araucanía!
Pues entre los
mapuche se observan rasgos de los pueblos originarios de todo el mundo. Luchan
por su supervivencia; muestran un gran apego a su propia y tradicional visión
del mundo, a su cultura y rituales religiosos; mantienen una relación sagrada
con la tierra, una nostalgia de tiempos de libertad y armonía, una memoria
histórica y el recuerdo de los antepasados, una valoración de la comunidad, por
lo que rechazan el mercantilismo y el prurito de la eficiencia. Por ello aspiran
a la autonomía y al reconocimiento de sus propias autoridades. Cuentan con un
65% de respaldo entre los chilenos.
Esta
cosmovisión, en sus facetas simbólica y práctica, provoca un corto circuito con
la voluntad política de los que se creen civilizados, y urgen la aplicación del
Estado de Derecho en la Araucanía. Pero vale la pregunta, ¿con qué derecho?, o
más bien ¿qué clase de Derecho? Quienes pretenden imponer la modernización
capitalista a la fuerza y recurren a la represión, argumentan que la
resistencia es cosa de algunos agitadores, una minoría dentro de un pueblo
pacífico e indolente. Olvidan que toda lucha histórica es encabezada por una
vanguardia consciente, como la de los ilustrados patriotas en tiempos de
independencia, cuando la mayoría de los chilenos estaba ausente o luchaba en
ambos ejércitos confrontados. Y no abren sus ojos a que la cultura mapuche
persiste refugiada en las comunidades, con sus valores, sus loncos y sus
machis. Aún más, ella se vuelca en reconocidos intelectuales mapuche: poetas,
escritores, historiadores.
Hay razones
suficientes, pues, para estar preocupados por la ambigua fraseología de los
grandes acuerdos. Es urgente la paz en la Araucanía. Pero la Paz es fruto de la
Justicia.
Andrés Opazo
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