¿DÓNDE ESTÁ DIOS?

“Sin nombrar a Dios, Willie Colón, el músico portorriqueño, nos dice Andrés Opazo, se asombra ante el misterio de la vida humana, los sentimientos íntimos, anhelos y frustraciones, ternura e indolencia, esperanzas y desconsuelos, fantasías y sueños, lo pequeño y lo grandioso. Una mirada amorosa a ese misterio es la antesala del gran misterio que es Dios.” Andrés nos presenta la letra de una canción de Colón donde se percibe la huella de Dios.
Rodrigo Silva nos cuenta brevemente la historia de Sandra, quien está en la búsqueda y la construcción de una nueva iglesia, en tanto la jerarquía concluye una Asamblea Extraordinaria de Obispos para analizar la crisis. Finalmente presentamos una reflexión del sacerdote Alvaro González sobre el milagro de aprender “a compartir generosamente con otros nuestro tesoro” a propósito del Evangelio de San Juan 6, 1-15
Una nueva oportunidad para compartir. Bienvenidos sus comentarios y apuntes, para enriquecer nuestras miradas.


EL CIENTÍFICO, EL SALSERO Y DIOS

Anoche presencié en la TV una entrevista al reconocido astrónomo José Maza que versaba sobre el impactante descubrimiento de agua en el planeta Marte. Y contaba el científico que, al razonar sobre la inmensidad del universo, se le preguntaba insistentemente por Dios. Y acotó: Yo soy ateo. No creo poder encontrarme con Dios agazapado detrás de una estrella.

No le falta sentido y razón. De acuerdo a su perspectiva, yo también soy ateo. Pues Dios no es un objeto de nuestro mundo, ni de nuestro tiempo y espacio; no es un ente entre otros entes. Tampoco es un principio metafísico, una construcción humana. Y el astrónomo adelantó una pista: Dios tiene que ver con los corazones de los hombres. Esa misma mañana yo había escuchado una canción del afamado salsero portorriqueño, Willie Colón. E hice la conexión. En esa canción retomaba la pregunta del cantautor brasilero, Chico Buarque, ¡Oh qué será qué será! Pero complementaba su letra de manera sorprendente. Desde el arte se puede vislumbrar y cantar una presencia que escapa al razonamiento científico.

Sin nombrar a Dios, Willie Colón se asombra ante el misterio de la vida humana, los sentimientos íntimos, anhelos y frustraciones, ternura e indolencia, esperanzas y desconsuelos, fantasías y sueños, lo pequeño y lo grandioso. Una mirada amorosa a ese misterio es la antesala del gran misterio que es Dios.

La canción se inicia con un pausado recitado, que indica el sentido profundo con el cual el salsero hace suya la canción del brasilero.

“Yo creo en muchas cosas que no he visto
y ustedes también, lo sé.
No se puede negar la existencia de algo palpado,
por más estéreo que esté.
Sea, no hace falta exhibir mucha prueba de decencia
de aquello que es tan verdadero.
El único gesto es creer,
algunas veces hasta creer llorando.
Se trata de un tema incompleto porque le falta respuesta;
respuesta que quizás alguno de ustedes la puede dar.
Es un tema en tecnicolor para hacer algo útil del amor
para todos nosotros.
Amén.”

Y luego resuena el ritmo de la salsa, los trombones y la percusión, para entrar en materia.

¡Oh qué será, qué será!
que anda suspirando por las alcobas,
que se oye susurrando en versos de trova,
que anda combinándonos preguntas locas,
que anda en las cabezas, anda en las bocas,
que anda ascendiendo por hartos huecos,
que está hablando alto en la bodega,
que grita en el mercado ¿qué cosa es ésta?
Es la naturaleza, será que será…
que no tiene certeza, que nunca tendrá,
que no tiene concepto y nunca tendrá,
que no tiene tamaño.

¡Oh qué será, qué será!
que vive en las ideas de los amantes,
que cantan los poetas más delirantes,
que juran los profetas emborrachados.
Está en las romerías de los mutilados,
está en las fantasías de los infelices,
está en el día a día de las meretrices,
en todos los bandidos y desvalidos,
en todos los sentidos, será que será…
que no tiene decencia y nunca tendrá,
que no tiene censura y nunca tendrá,
y le falta sentido.

Y tal como se usa en la salsa, la canción y el baile terminan con una improvisación que, en este caso, es la siguiente:

¡Oh qué será!
lo vive el bandido y el desvalido,
las meretrices, los infelices,
el reverendo y el bombero
el presidente, el zapatero.
Y las maestras y el carpintero,
la ciudadana y el extranjero,
también el juez y el farandulero,
la enfermera y el timonero,
el santero y el marxista,
el bodeguero y el masoquista-
¡Oh… qué será!

Todo comentario al texto parece superfluo. “El que tenga oídos para oír, que oiga.” El arte, la poesía, y la canción hablan por sí mismos. Habría que releerla, escucharla, cantarla y bailarla una y otra vez. ¿Qué será, que será eso que inquieta nuestro corazón y el de todos? No es otra cosa que el misterio arraigado en lo cotidiano. Willie Colón nos invita así, al ritmo de la salsa, a mirar lo profundo y a percibir allí la huella de Dios.

Andrés Opazo


LA SANTA IGLESIA DE TODOS LOS DÍAS

No conozco a Sandra, nunca la he visto. Solo hemos hablado por teléfono. Para compartir con ustedes algo de su historia, que quizá sea como la de muchos laicos en el mundo, pero en Santiago de Chile adquiere una significación especial.

Desde el lunes de esta semana y hasta el viernes 3 de agosto, se realiza una Asamblea Extraordinaria de Obispos para analizar las raíces de la crisis de la iglesia y la forma de superarla y, además, establecer una mejor colaboración con la Fiscalía –la justicia del Estado- en el tema de los abusos, de “acuerdo a nuestra normativa y respetando la confidencialidad de las personas que así lo desean” (obispo auxiliar Fernando Ramos). En paralelo, se sabe que el arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati deberá declarar como imputado ante la fiscalía de Rancagua, por eventual encubrimiento, el próximo 21 de agosto. No son pocas las voces que piden su salida y que no sea él, por su investidura, quien presida el Tedeum en la Catedral de Santiago, el próximo 18 de septiembre. Un acto ecuménico tradicional del Chile republicano que este año no estará centrado en la voz de la iglesia y su contribución a una convivencia más humana y fraterna, sino en quien lo presida y la forma cómo enfrentará sus propios conflictos de cara al país.

Las denuncias por abusos se multiplican. La justicia civil ha comenzado a actuar. La iglesia pierde credibilidad y hay quienes sostienen que esta es una gran oportunidad que abre muchas esperanzas, yo entre ellos, para que nazca una nueva forma de ser iglesia.

Sandra es una de esas personas que trabaja silenciosamente en su parroquia, en la comuna de La Granja. Una mujer comprometida con su fe. Activa y decidida. Soltera, contadora de profesión y multifacética de vida, con diferentes roles en diversos trabajos y organizaciones.

Reconoce que ha costado despertar a los laicos. Lo dice desde la responsabilidad de quien asume su tarea. Participa por años en actividades pastorales tendiendo puentes que vinculan a la iglesia con sus comunidades

Sandra es una de las personas que trata de potenciar la participación de los laicos realizando encuentros de formación, en equipo con sacerdotes y laicos, para “prepararnos en esta nueva etapa de la iglesia.” En su parroquia, San Pedro y San Pablo, formada en 1964, las cosas no han sido fáciles. En marzo de este año debía asumir el sacerdote Enrique Moreno, quien lamentablemente falleció en Quito el 25 de febrero. Por tanto los laicos han comenzado a asumir roles cada vez más activos dando forma a una nueva relación. Sandra es una de esas personas. Además, forma parte de la red laical que cada día tiene expresiones más concretas en Santiago, Concepción, Osorno, Chillán, Iquique y Talca. Y ha participado en estos meses en tres encuentros nacionales. Experiencia que luego comparte con su comunidad para nutrir a su grupo más directo de laicos, para que comprenden la necesidad de una iglesia horizontal, que reconozca el rol de la mujer, que sea más cercana, que haga una opción real por los pobres, como la tuvimos con el Padre Esteban –Esteban Gumucio, primer párroco y formador de San Pedro y San Pablo, fallecido en el 2001-. Una iglesia más igualitaria donde la voz del laico sea valorada y reconocida, porque todo somos “pueblo de Dios”.

Nosotros estamos despertando, comenta Sandra. Y en nuestra parroquia somos privilegiados porque verdaderamente podemos expresar lo que sentimos. Los sacerdotes de la Congregación de los Sagrados Corazones, en especial René Cabezón, Mario Soto y Javier Cerda nos han apoyado para que estemos empoderados y seamos verdaderos protagonistas al servicio del reino. “Me siento muy orgullosa de la parroquia que represento.” Y recuerda a Enrique Moreno, quien debía asumir como párroco por segunda vez en San Pedro y San Pablo, en marzo pasado.  Fue una pena enorme haberlo perdido. Para mí un hombre jugado, muy espiritual, cercano. Un hombre que nos mostró la cercanía con Jesús. Me emociono al hablar de él, porque nos dejó  mucho. Lo principal, ser valiente  estar al lado de los más desvalidos. Me da fuerza en estos momentos de crisis de la iglesia que yo amo, como decía el padre Esteban, la santa iglesia de todos los días.

Mientras los obispos analizan desde la jerarquía la forma cómo enfrentar y dar respuestas a la crisis, Sandra lo hace desde una comuna de Santiago, con el compromiso de años, trabajando para que los laicos asuman en plenitud un nuevo rol. Como lo pidió el Papa.

Rodrigo Silva


EL MILAGRO ES APRENDER A COMPARTIR

El Evangelio de San Juan, del domingo 29 de julio nos habla del milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Sobre él, presentamos la reflexión del sacerdote Alvaro González.

·   _ El Evangelio que hemos proclamado nos invita a ser cada vez más fieles al seguimiento de Cristo, a seguir sus huellas. Así podremos  continuar nosotros el milagro de la multiplicación de los panes en nuestro tiempo.

·   _ Son muchos los que necesitan de nosotros, de lo que somos, de lo que la vida nos ha enseñado, de nuestros recursos, de nuestra experiencia de amistad con Jesucristo y de la sabiduría del Evangelio.

·    _ El milagro que hoy necesitamos hacer es aprender a compartir generosamente con otros nuestro tesoro: lo que somos, lo que sabemos, nuestras habilidades, lo mucho o poco que tenemos.

·   _ La gratuidad y el compartir van lentamente desapareciendo en la vida cotidiana de nuestras familias y de nuestras comunidades. Nosotros hemos aprendido a comprar, vender, sabemos acumular cosas, artefactos, amores, fotos. Vivimos muy centrados en nosotros mismos, en mis dolores y preocupaciones. Son los demás que tienen que preocuparse de nosotros.

·   ¿Quién nos liberará de nuestros temores y de nuestra indiferencia a la suerte de los demás?
¿Quien nos enseñará a compartir?

_ En nuestro corazón  hay una lucha constante entre nuestro bienestar y el ser solidario Nuestro pecado es privar a los demás de lo que nosotros tenemos y ellos necesitan para vivir, que no siempre es dinero.

_ Jesús es un hombre que sabe compartir. Comparte su cuerpo, su sangre, su vida, su Palabra, sus alegrías, sus sueños y proyectos, su amistad, sus miedos y dolores. Esto fue lo que atrajo a los primeros discípulos. Si  miramos largamente lo que hace y lo que dice podremos aprender su manera de vivir. 

·     _ El nos muestra un camino diferente, a ser libres. Tenemos tanto que compartir, como el niño que tenía cinco panes y dos peces.

·    _ Nos invita a compartir el tesoro de nuestra vida.  Desgraciadamente no hemos aprendido a valorar lo que somos, lo que hemos vivido, lo logrado y lo no logrado, nuestra relación estrecha con Jesucristo. Nos equivocamos al creer  que  sólo somos una larga lista de  carencias y dolores, de errores y de pecados.

·    _ Podemos  compartir la amistad y enseñar a ser amigos, el perdón, la acogida, la compasión, eliminar los juicios descalificatorios a los demás, lo que hemos aprendido con nuestros errores,  la oración por todos, el compartir nuestros sueños y proyectos, nuestra capacidad de escuchar y consolar, como vivimos el ser amados por Jesús.

·     _ Si somos capaces de vivir en comunión, en cercanía, atentos a lo que otros necesitan,   ésta es la mejor manera que los demás se conviertan para nosotros en prójimos, su hambre va a ser nuestro hambre, su dolor va a ser nuestro dolor. Sentiremos que somos parte de un pueblo peregrino que participamos de la misma y única humanidad.

·    ¿Qué nos dificulta compartir nuestra vida para que otros tengan vida?
¿Cuánto nos importan las  personas que viven junto a nosotros?

 La Eucaristía, la fracción del pan, que celebramos cada domingo es para nosotros una invitación a compartir lo nuestro, como enseña hoy el Evangelio. El pan de la Eucaristía nos estimula a crecer en el amor, no en el egoísmo, a compartir no lo que nos sobra sino lo que otros necesitan. Que nadie se guarde para si lo que es y lo que tiene, aunque sea poco.
Ámén

Alvaro González

Comentarios

  1. Es hora ya que el estado de Chile asuma su carácter laico y sus representantes dejen de asistir a la catedral al tradicional Te Deum del 18 Septiembre. O sea no a modo de rechazo hacia la conferencia episcopal renunciada o hacia quien se piensa va a hacer de oficiante ese dia. Es sencillamente porque el estado siendo el garante de la libertad de culto, es laico y su dirigencia no tiene nada que hacer en diversos templos (aparte claro está de lo que opten por hacer como ciudadanas/-os en su vida privada).
    Como un gesto de cortesia bien puede asistir la Intendente de Santiago, más que eso no corresponde.

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