EN BÚSQUEDA DE UNA ESPIRITUALIDAD UNIVERSAL

Gran tema nos propone Andrés Opazo en esta entrega. A partir de un libro de Thomas Merton, monje trapense, que “buscó una espiritualidad universal, pensando que debería ser el fruto de la convergencia y mutua fecundación entre su fe cristiana, y las tradiciones espirituales arraigadas en India, China, Japón, Tailandia y otros países asiáticos.”  Andrés participa de la idea que hoy “muchas personas provenientes de tradiciones cristianas encuentran un sentido profundo para su existencia, en espiritualidades de raigambre oriental.” Para ampliar nuestra visión y participar de una búsqueda integradora.
Por su parte Rodrigo Silva agradece a la vida, constata nuestra fragilidad y nos relata la experiencia de una persona que comienza transitar solo por el mundo de la afectividad. Y el sacerdote Alvaro González nos propone una mirada de amor y de un tremendo sentido de humildad al comentar el evangelio de Marcos sobre el carácter del divorcio.
Nuevos temas para ampliar el debate. Y para agradecer a quienes comentan y participan de estos textos.


EN EL TODO, CON TODOS

Cayó en mis manos el libro de Thomas Merton; Diario de Asia. Lo escribió semanas antes de su muerte, el 10 de diciembre de 1968, al regresar del viaje con el que había soñado toda su vida, para encontrarse con maestros espirituales de oriente, en especial budistas e hinduistas. Merton, norteamericano, fue monje cisterciense (trapense) que buscó una espiritualidad universal, pensando que debería ser el fruto de la convergencia y mutua fecundación entre su fe cristiana, y las tradiciones espirituales arraigadas en India, China, Japón, Tailandia y otros países asiáticos.

En el día de hoy, muchas personas provenientes de tradiciones cristianas encuentran un sentido profundo para su existencia, en espiritualidades de raigambre oriental. Para el monje católico Thomas Merton, no sólo, habría que aprender de ellas, sino comulgar místicamente con ellas. Y así lo hizo desde su identidad cristiana, plenamente consciente de que el Dios de Jesús, su Padre, es esencialmente Amor. Y el amor, si no es universal, no lo es de ninguna manera; no es posible apropiarse de Dios en forma exclusiva y excluyente. Pues nada sabemos del Dios-Amor, pero confiamos en que El realiza su trabajo de atraer y consolar a quien camina en su busca. Efectivamente, con otros nombres, otras representaciones, e incluso en el silencio y en la negativa a nombrarlo, aquello que nosotros llamamos Dios, es venerado como Bien y Destino Absoluto del hombre.

Thomas Merton pasó dos meses en conversaciones con líderes religiosos, incluido el Dalai Lama. Al finalizar su gira, participó en la convocatoria del Primer Encuentro Espiritual en Calcuta. Se le pidió que pronunciara la oración especial de clausura del evento. Allí pidió por un nuevo lenguaje de la oración, que brote de algo que trascienda todas nuestras tradiciones, y que surja sólo del amor. “Somos criaturas del Amor”. A través del Amor, somos uno con Dios y somos uno entre todos.

Expresiones como éstas, que recogen la esencia del mensaje de Jesús, al ser formuladas de manera nueva, sintonizan con el núcleo que sustenta la diversidad de religiones, tanto de oriente, de occidente, como de los pueblos originarios. Esta es la vía para construir una comunión profunda y universal. Uno con Dios y uno con todos.

Un lenguaje renovado, despojado de dogmatismos y doctrinas particulares, que a menudo tienden a aprisionar la sustancia de la fe cristiana, puede también hoy, en nuestra realidad, suscitar comunión con tantos hombres y mujeres de buena voluntad, a quienes no les ha llegado todavía la oportunidad de conocer al Dios-Amor escondido, que habita en el corazón de todos sus hijos.

Leer el texto de esta oración especial que aquí comparto, y orar con cada una de sus frases, puede ser una ayuda eficaz para introducirnos al interior del Todo, y en conjunto con todos. ¡Oh Dios! “llénanos de amor, y únenos en el amor, el único Espíritu que te hace presente en el mundo”.
  
¡Oh Dios!
Somos uno contigo,
Tú nos has hecho uno contigo.
Tú nos has enseñado
que si permanecemos abiertos unos a otros,
tú moras en nosotros.
Ayúdanos a mantener esta apertura,
y a luchar por ella con todo nuestro corazón.
Ayúdanos a comprender
que no puede haber entendimiento alguno si hay rechazo.

¡Oh Dios!
Aceptándonos unos a otros de todo corazón,
plenamente, totalmente,
te aceptamos a ti y te damos gracias,
Te aceptamos y te amamos con todo nuestro ser,
porque nuestro ser es tu ser,
nuestro espíritu está enraizado en tu espíritu.
Llénanos, pues, de amor,
y únenos en el amor
conforme seguimos nuestros propios caminos,
unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo,
y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor.
El amor ha vencido. El amor es victorioso.
Amén

Andrés Opazo


EN UN INSTANTE O EN AÑOS

A las 12:37 llegó un mensaje por el teléfono. Textual:  “… perdió sensibilidad en la mitad del cuerpo. Está en urgencia y le harán un scanner para ver si tiene alguna arteria tapada en el cerebro. Está con sus hijos.” Tratándose de una persona conocida y querida de años, el impacto fue grande. La espera genera angustia. Hasta la mañana de ese día, su vida era completamente normal. Nada hacía presagiar lo que ocurriría luego. Fragilidad extrema de los seres humanos. En cualquier instante puede cambiar la vida. Sin aviso previo. Incluso terminar. Dar paso a una nueva. A la eterna, que para los creyentes representa solo un tránsito a la plenitud.
Carmen Gloria desde esta semana está en una residencia. Su proceso comenzó hace cinco o seis años. Un descenso leve y constante a través del tiempo. El neurólogo lo llamó deterioro cognitivo leve. Para ella, al comienzo, era motivo de angustia. Se le llenaban los ojos de lágrimas. No quiero terminar como mi mamá, decía con angustia. Ciertas restricciones en su lenguaje, olvidos pasajeros, dificultades en operaciones. El tiempo pasando y el desgaste en un proceso continuo. Silencioso y perseverante. Sin retorno.
El cambio ahora es radical. De un departamento amplio de tres dormitorios, en el cual queda prácticamente su vida entera, la otra, la consciente, a una habitación. De una libertad condicionada, a una vida totalmente controlada y dependiente. De caras conocidas de años y espacios familiares de siempre, a nuevos rostros, ambientes, olores y colores. Un mundo nuevo y desconocido. El otro irá desapareciendo. Si retornara quizá lo asociaría, aun cuando estaría en silencio y no podría expresar lo que siente o recuerda. Igual le ocurre hoy. Todas sus alegrías se expresan en sonrisas, abrazos y cobijo. Su verbalización es limitadísima. Las frutas solo pueden ser degustadas, nunca más nombradas. O muy pocas. Los padres se confunden con hijos y las personas pasan a ser muchachos o muchachas. Ya los nombres no importan. Solo pareciera tener valor la afectividad.
El primer día, el de su llegada a la residencia, la encontré en el hall central del tercer piso del edificio. Compartía la mesa con otras dos personas y una enfermera que asistía a una señora en el rango de ochenta años, muy dependiente. La otra, pausadamente cenaba. Carmen Gloria terminaba un yogurt. Me presentó una y otra vez en algunos minutos. Poco a poco el ambiente fue cambiando. Se fue la enfermera, colombiana, educada y de inconfundible acento caleño. Nos quedamos en silencio. Minutos más tarde, veinte o treinta, me volvía a presentar, a la misma señora, esta vez cruzándonos en el pasillo. Y así seguirá ocurriendo.
Su habitación tiene varios cuadros, con innumerables fotografías de sus seres queridos, en diferentes tamaños. Varios retratos sobre una cómoda completan su núcleo familiar directo. Para ella, la gran mayoría son sólo imágenes, más que personas queridas.
Carmen Gloria comienza a vivir en un mundo sin referencias mayores. Solo rodeada de gente que hoy se preocupa por su bienestar. Y eso ya es maravilloso. La gran mayoría de personas en su condición están en la más absoluta soledad. Perdidos del afecto y de la vida. Esperando la muerte, sin el sentido de la vida. Y nosotros quienes le rodeamos sólo podemos agradecer por nuestra experiencia de vida, que puede transformarse en un instante más.

Rodrigo Silva 


DIVORCIO Y ADULTERIO
Evangelio según san Marcos (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

ESPECIALISTAS EN HUMILDAD

La siguiente es la interesante reflexión del sacerdote Alvaro González sobre el Evangelio de Marcos. Nos dice que Jesús “quiere que como Iglesia, como comunidad, soñemos con una nueva humanidad que sea una manifestación para todos de la cercanía, verdad, transparencia y bondad de Dios, su Padre.”.

·         Cada domingo el Evangelio nos invita a estar disponibles para aprender una sabiduría toda nueva.  La necesitamos para vivir como seguidores de Jesucristo. Este domingo estamos invitados a ser especialistas en humanidad, a estar atentos a las relaciones de dominio sobre otros que  establecemos y sobre las que están muy presentes en todos los campos de la vida.

·         Jesús nunca se va a cansar de darnos su gracia, su ayuda para vivir relaciones interpersonales sanas, vitales, porque las necesitamos. Ellas nos exigen  una mayor radicalidad en el amor.
El quiere que como Iglesia, como comunidad, soñemos con una nueva humanidad que sea una manifestación para todos de la cercanía, verdad, transparencia y bondad de Dios, su Padre.

·         Los textos nos proponen tres lugares de aprendizaje en la vida cotidiana:

1.       “Dios se preocupa de darnos una ayuda adecuada”.
El nos conoce y quiere nuestro bien. El nunca nos olvida, sabe de nuestras dificultades y de  nuestras necesidades vitales, tiene corazón de Padre.
Si tuviéramos consciencia de ello viviríamos mas confiados en su bondad, con más paz, con menos tensiones, con mas paciencia.
Necesitamos tener vínculos vitales que nos permitan intercambiar  nuestra riqueza y nuestras pobrezas, que nos ayuden a crecer, a querer, a compartir. No podemos condenarnos a la soledad y condenar a otros. Necesitamos de grandes amigos y amigas, de una sana vida familiar, de compañeros de camino que nos desafíen a recorrer caminos nuevos, a tener una mirada más grande sobre lo que pasa junto a nosotros, a emprender servicios para que otros también tengan la ayuda adecuada.

2.       “Es hueso de mis huesos y carne de mi carne”
Es la mano de Dios que nos ha creado como hijos, como hermanos, como compañeros de aventura.
Por eso todos tenemos el mismo valor y los mismos derechos, somos diferentes pero iguales en dignidad. Tenemos derecho de pensar, de sentir y de hacer de acuerdo a lo que somos.
Necesitamos buscar caminos para vivir en comunión en las diferencias. Muchos perciben la diversidad como una amenaza y tratan de eliminarla para crear una falsa unidad y vivir tranquilos.

Es un duro golpe a los que se creen  superiores a los demás,  a todo tipo de machismos que tenemos que erradicar en la vida de pareja, en la vida laboral, donde quiera que la encontremos.
No podemos aceptar las relaciones de dominio del hombre sobre la mujer, de los poderosos sobre los pobres, de los grandes sobre los pequeños.
Estamos hechos para compartir la vida, no para imponer nuestros criterios a nadie. Nadie nos puede forzar a pensar, a sentir y hacer de maneras que no queremos.
Esto hace de nosotros hombres y mujeres alternativos, hombres y mujeres que no hacemos los que viven de acuerdo al “orden establecido” en nuestro contexto social.

3.       “El Reino de Dios está hecho para los que son como niños”.
En tiempos de Jesús los niños no tenían valor alguno, no contaban, como también las mujeres.
Es El quien viene a restaurar el valor y el cuidado a ellos.  La  verdad mas profunda es que todos somos pequeños ante Dios y ante los hombres.
El Reino de Dios, el amor gratuito de Dios, está volcado en los que no cuentan, en los indefensos, en los marginados, en los que aparentemente no valen, en los que viven de lo que reciben gratuitamente.
Pidámosle al Señor que nos ablande el corazón y seamos hombres y mujeres que contribuimos a tener un mundo mejor.

Amén



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