EN EL CAMINO DE JESÚS

La conversión y el seguimiento de Jesús es el eje de un texto del sacerdote Ronaldo Muñoz,  fallecido hace nueve años, que fuera presentado en Argentina en un encuentro de agentes pastorales. El tema lo trata Andrés Opazo. Dice que “él no nos pide grandes proclamas, ni doctrinas sublimes, ni proezas, sino actitudes cotidianas de apertura, comprensión y buena disposición.”  Estas actitudes  “podrían constituir nuestra humilde forma de proclamar el Evangelio de Jesús. Relacionarnos como lo hace la gente sencilla, sabia y generosa.” Tema prioritario cuando el Papa nos pide poner a Jesús en centro.  
Por su parte, Rodrigo Silva, nos comenta la historia de una mujer que sin declararlo, sino sólo con sus acciones podría ser uno de miles de ejemplos de una preocupación humana permanente por sus semejantes. Una expresión que nos convoca.
Agradecemos los aportes, comentarios o críticas a los textos publicados. Y reiteramos que el blog está plenamente disponible para recibir artículos que contribuyan a la reflexión y debate.


UNA CATEQUESIS DE RONALDO MUÑOZ (*)

Se trata de una intervención oral en un encuentro de agentes pastorales en Neuquén, Argentina, posteriormente transcrita. Nos presenta el proyecto de Dios, Padre y Madre, un proyecto concreto, de justicia, hermandad y vida plena para todos los pueblos y culturas. Ronaldo pone gran énfasis en que el llamado a la conversión y al seguimiento de Jesús, no es un privilegio nuestro, no debe quedar guardado entre nosotros como si fuésemos los selectos o elegidos. Pues el descubrimiento de Dios y su proyecto, comporta una invitación a proclamarlo, a comunicarlo a todos, en todas las culturas y en toda la diversidad humana. Nuestra tarea no consiste más que en revelarlo, pues el Espíritu ya ha sido derramado en la humanidad de todos los tiempos y en la creación entera.

Pasajes del texto de Ronaldo nos ilustran sobre la sencillez, el calor humano y la cercanía, como hálito que debe envolver y colorear nuestra respuesta al llamado que nos hace Jesús a convertirnos y seguirlo. Pero él no nos pide grandes proclamas, ni doctrinas sublimes, ni proezas, sino actitudes cotidianas de apertura, comprensión y buena disposición. Estas actitudes deberían conferir carácter o un estilo propio a las relaciones que entablamos con nuestras semejantes. Podrían constituir nuestra humilde forma de proclamar el Evangelio de Jesús. Relacionarnos como lo hace la gente sencilla, sabia y generosa.

“... se trata de la sensatez frente a penas y alegrías, frente a la vida y la muerte, a la riqueza y a la pobreza; se trata de la rectitud y generosidad en los actos y actitudes de todos los días, para la convivencia en la familia y el trabajo, en la casa o la aldea, en el barrio o la ciudad”.

Efectivamente, la sensatez, rectitud y generosidad de las que habla Ronaldo, son rasgos propios de tantas personas del pueblo, avanzadas en experiencia y sabiduría. Como también de tantos que anhelan una vida mejor y más amable.

“Es la experiencia acumulada de los viejos, y también aquella fresca y renovadora de los jóvenes. Y en el fondo de todo eso: “el temor de Dios”. Creo que una mejor traducción es “el respeto a Dios”; el respeto a todo lo que viene de Dios, que se llama vida, amor, confianza, paz, esperanza. Con la vida no se juega y con el amor tampoco; no se juega con el amor del esposo o de la esposa, con la confianza de un amigo; no se juega con el cariño de una madre; no se juega con la confianza que un niño pone en su padrino o en su tío, o en el cura de la parroquia “.

“De ahí el horror de esa cosa tremenda que es el abuso sexual de los niños, en especial de parte de aquellos que tienen sobre esos niños algún tipo de autoridad: como pariente cercano, profesor o cura. “Temor de Dios”: la vida es sagrada, el amor es sagrado; en lo concreto de cada día, en el hogar, en la vecindad, entre compañeros y compañeras, entre viejos y jóvenes, en la cultura...”

La bondad, la transparencia, la natural sabiduría del pueblo, ya están presente en rostros y corazones humanos. Son como la germinación de las semillas del Reino. Pero ellas son ahogadas por la inhumanidad, la insensibilidad y la manipulación que observamos en nuestros días. Ronaldo abunda en su conferencia al respecto.

(*) Ronaldo Muñoz fue un sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazones fallecido hace nueve años. Un teólogo muy reconocido internacionalmente, doctorado en Alemania. Después de ser profesor en la UC y en otras instituciones, optó por realizar su labor al servicio de comunidades poblacionales, viviendo siempre como pobre entre los pobres. Por eso fue catalogado como “teólogo de población marginal”, título que exhibió con orgullo hasta su muerte.

Andrés Opazo



PURO AMOR

Hay personas que no declaran nada y hacen mucho. Que se encuentran con todos los seres humanos con la misma disposición, pero esencialmente con los más necesitados, aquellos que buscan cobijo o una mano amiga tendida esperando por ellos. No buscan figurar ni ser reconocidos, solo están disponibles para otros. Piensan en ellos y en sus eventuales necesidades. Se anticipan. Y proponen, emprenden acciones, juntan voluntades. Asocian deseos y canalizan sus respuestas. Una de esas personas es Viviane.

Vive en un lugar cómodo de la ciudad de Santiago. De fácil acceso y excelentes servicios comunitarios. Hay parques, plazas, colegios, supermercados, tiendas de todo tipo. Tiene una buena calidad de vida. Agradece por todo ello. Siente que es un privilegio haber nacido en el lugar que le tocó, la educación que recibió, los valores de los cuales se empapó. Un privilegio sus oportunidades. De todo eso está agradecida, pero no lo dice invocando a nadie, ni para ser mejor. Lo expresa en sus acciones, en la fuerza y pasión con la que desarrolla sus actividades. Con la gente que quiere.

Un día, en una conversación que espero haya sido de futuro, me dijo que cuando muriera le encantaría que fuera velada en una parroquia de la zona sur de Santiago, para que quienes la fueran a despedir conocieran otra expresión de la realidad, distinta a la que viven, y se encuentren con aquellas personas con las cuales ella ha compartido por años en diferentes acciones que le han regocijado su alma.

Ella que siempre ha tenido su corazón abierto y generoso, este jueves tuvo una magnífica retribución. Después de varios años y diferentes experiencias en el arte, abrió una exposición individual de pintura. Veintidós cuadros expuestos en una maravillosa casona patrimonial, con el esplendor de los años idos. Ella regaló su esencia en cada una de sus pinturas. El reflejo de sus vivencias esenciales en el sur de Chile. Y recibió el afecto, el cariño y la admiración de tantas personas sorprendidas por lo que vieron. Compañeros del colegio de su infancia, de la universidad en los años setenta, de su trayectoria profesional, amigas de la vida, de su coro, de su familia más cercana. En fin, personas convocadas por la personalidad y la transparencia de la expositora. Por su obra, en la primera vez que lo hace individualmente.  Una experiencia de arrojo, de valentía, a partir de la cual se expone a la crítica, pero que esencialmente es un ejercicio de generosidad. Abre las puertas de su intimidad y congrega para compartir.

Estas manifestaciones son las que me parece nos hacen bien a los seres humanos. Con todos nuestros defectos y también virtudes. Ella, Viviane, es un ejemplo de preocupación y entrega solidaria, a través de nobles causas por más de veinticinco años. En momentos de máxima desconfianza, de severos y legítimos cuestionamientos a las más diversas instituciones, la iglesia entre ellas, en una sociedad marcada por el individualismo, la codicia y el desenfreno del consumo, nos hace tan bien valorar a las personas. Creer en ellas. Y yo lo  hago con Viviane porque la conozco desde hace cuarenta y ocho años. Como cada uno de ustedes lo hace con quienes admira y reconoce. Porque ella es puro amor y entrega solidaria. Como debiéramos ser todos. Y como de hecho lo son miles y miles de personas silenciosas que trabajan por transformar el mundo. Para bien.

Rodrigo Silva 

Comentarios

  1. Gracias por tan claros testimonios/ejemplos del verdadero Amor a Dios, es decir a las personas, la vida, el planeta, en lo simple y sencillo, la entrega silenciosa y el compartir alegre, pero concreto y real. Esa es la Iglesia, a mi modesto entender.

    Juan Pablo Soffia

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